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jueves, 28 de noviembre de 2013

Que lamentable soledad

Qué lamentable soledad que llega anunciándose burlona, que se extiende por la casa toda, que deja seca al alma, que congela el pecho. Qué grises se ven hoy mis ojos, qué vacías siento mis manos, qué grave se escucha mi voz, ¡cuánto dolor llevo dentro, qué gran pena siento! Confundo la paz con el silencio y no distingo entre la calma y la tristeza, acaso sean lo mismo la nostalgia y el sosiego, lo cierto es que de melancolías voy viviendo y los recuerdos ante mí se van borrando. Que no hay mal que dure cien años, ni existe razón que lo resista, pero la verdad es que me estoy acostumbrando, de alegrías duraderas ya no entiendo y ese brillo en la mirada estoy perdiendo. No muero ni busco fin a mi camino, pues el corazón aun guarda esperanzas, sigo viva y aún me quedan fuerzas, la guerra no he perdido todavía y mi espíritu sigue en pie de lucha. Ana Lucía Gutiérrez Zamora Ortiz

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