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domingo, 26 de abril de 2015

Alma desnuda


Soy un alma desnuda en estos versos,
Alma desnuda que angustiada y sola
Va dejando sus pétalos dispersos.

Alma que puede ser una amapola,
Que puede ser un lirio, una violeta,
Un peñasco, una selva y una ola.

Alma que como el viento vaga inquieta
Y ruge cuando está sobre los mares,
Y duerme dulcemente en una grieta.

Alma que adora sobre sus altares,
Dioses que no se bajan a cegarla;
Alma que no conoce valladares.

Alma que fuera fácil dominarla
Con sólo un corazón que se partiera
Para en su sangre cálida regarla.

Alma que cuando está en la primavera
Dice al invierno que demora: vuelve,
Caiga tu nieve sobre la pradera.

Alma que cuando nieva se disuelve
En tristezas, clamando por las rosas
con que la primavera nos envuelve.

Alma que a ratos suelta mariposas
A campo abierto, sin fijar distancia,
Y les dice: libad sobre las cosas.

Alma que ha de morir de una fragancia
De un suspiro, de un verso en que se ruega,
Sin perder, a poderlo, su elegancia.

Alma que nada sabe y todo niega
Y negando lo bueno el bien propicia
Porque es negando como más se entrega.

Alma que suele haber como delicia
Palpar las almas, despreciar la huella,
Y sentir en la mano una caricia.

Alma que siempre disconforme de ella,
Como los vientos vaga, corre y gira;
Alma que sangra y sin cesar delira
Por ser el buque en marcha de la estrella.



Alfonsina Storni

Esta poeta argentina nacida en 1892 en Suiza es uno de los íconos de la literatura posmodernista.

 Con una infancia difícil y con carencias y luego una vida con recurrentes enfermedades,
su poesía está impregnada de lucha, audacia, amor y una reivindicación del género femenino.
Algunos de sus poemas a resaltar son: ¡Adiós!, Alma desnuda, La caricia perdida,
Razones y paisajes de amor,Queja, Tu dulzura, Dolor y Frente al mar.

Todas íbamos a ser reinas



Todas íbamos a ser reinas,
de cuatro reinos sobre el mar:
Rosalía con Efigenia
y Lucila con Soledad.

En el valle de Elqui, ceñido
de cien montañas o de más,
que como ofrendas o tributos
arden en rojo y azafrán,

Lo decíamos embriagadas,
y lo tuvimos por verdad,
que seríamos todas reinas
y llegaríamos al mar.

Con las trenzas de los siete años,
y batas claras de percal,
persiguiendo tordos huidos
en la sombra del higueral,

De los cuatro reinos, decíamos,
indudables como el Korán,
que por grandes y por cabales
alcanzarían hasta el mar.

Cuatro esposos desposarían,
por el tiempo de desposar,
y eran reyes y cantadores
como David, rey de Judá.

Y de ser grandes nuestros reinos,
ellos tendrían, sin faltar,
mares verdes, mares de algas,
y el ave loca del faisán.

Y de tener todos los frutos,
árbol de leche, árbol del pan,
el guayacán no cortaríamos
ni morderíamos metal.

Todas íbamos a ser reinas,
y de verídico reinar;
pero ninguna ha sido reina
ni en Arauco ni en Copán.

Rosalía besó marino
ya desposado en el mar,
y al besador, en las Guaitecas,
se lo comió la tempestad.

Soledad crió siete hermanos
y su sangre dejó en su pan,
y sus ojos quedaron negros
de no haber visto nunca el mar.

En las viñas de Montegrande,
con su puro seno candeal,
mece los hijos de otras reinas
y los suyos no mecerá.

Efigenia cruzó extranjero
en las rutas, y sin hablar,
le siguió, sin saberle nombre,
porque el hombre parece el mar.

Y Lucila, que hablaba a río,
a montaña y cañaveral,
en las lunas de la locura
recibió reino de verdad.

En las nubes contó diez hijos
y en los salares su reinar,
en los ríos ha visto esposos
y su manto en la tempestad.

Pero en el Valle de Elqui, donde
son cien montañas o son más,
cantan las otras que vinieron
y las que vienen cantarán:

«En la tierra seremos reinas,
y de verídico reinar,
y siendo grandes nuestros reinos,
llegaremos todas al mar».




Gabriela Mistral fue galardonada en 1951 con el Premio Nacional de Literatura de Chile.

Ha sido asimismo la primera ganadora del Premio Nobel de Literatura de América Latina. 
Además de poeta, fue una destacada profesora tanto en su Chile natal como en el exterior. 
Existe desde 1997 en Chile la Orden al Mérito Docente y Cultural Gabriela Mistral, 
así como también su imagen figura en un billete.
 "Desolación", "Besos", "Caricia", "Canción amarga", "Piececitos" y "Dame la mano" 
son algunas de sus obras fundamentales.

Bendición Irlandesa



Que el camino salga a tu encuentro. 

Que el viento siempre esté detrás de ti y la lluvia caiga suave sobre tus campos. 
Y hasta que nos volvamos a encontrar, que Dios te sostenga suavemente en la palma de su mano. 
Que vivas por el tiempo que tú quieras, y que siempre quieras vivir plenamente.
Recuerda siempre olvidar las cosas que te entristecieron, pero nunca olvides recordar aquellas que te alegraron. 
Recuerda siempre olvidar a los amigos que resultaron falsos, pero nunca olvides recordar a aquellos que permanecieron fieles. 
Recuerda siempre olvidar los problemas que ya pasaron, pero nunca olvides recordar las bendiciones de cada día. 
Que el día más triste de tu futuro no sea peor que el día más feliz de tu pasado.
Que nunca caiga el techo encima de ti y que los amigos reunidos debajo de él nunca se vayan. 
Que siempre tengas palabras cálidas en un anochecer frío, una luna llena en una noche oscura, 
y que el camino siempre se abra a tu puerta.
Que vivas cien años, con un año extra para arrepentirte.
 Que el Señor te guarde en su mano, y no apriete mucho su puño. 
Que tus vecinos te respeten, los problemas te abandonen, los ángeles te protejan, y el cielo te acoja. 
Y que la fortuna de las colinas irlandesas te abrace.
Que las bendiciones de San Patricio te contemplen. 
Que tus bolsillos estén pesados y tu corazón ligero. 
Que la buena suerte te persiga, y cada día y cada noche tengas muros contra el viento, 
un techo para la lluvia, bebidas junto al fuego, risas para que te consuelen aquellos a quienes amas, 
y que se colme tu corazón con todo lo que desees. 
Que Dios esté contigo y te bendiga, que veas a los hijos de tus hijos, que el infortunio te sea breve y te deje rico en bendiciones. 
Que no conozcas nada más que la felicidad. 
Desde este día en adelante, que Dios te conceda muchos años de vida, 
seguro Él sabe que la tierra no tiene suficientes ángeles.