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sábado, 30 de julio de 2011

Una historia de ranas...y algo más

Un grupo de ranas viajaba por el bosque y, de repente, dos de ellas cayeron en un hoyo profundo. Todas las demás ranas se reunieron alrededor del hoyo.
Cuando vieron cuán hondo era el hoyo, le dijeron a las dos ranas en el fondo que para efectos prácticos, se debían dar por muertas.
Las dos ranas no hicieron caso a los comentarios de sus amigas y siguieron tratando de saltar fuera del hoyo con todas sus fuerzas.
Las otras seguían insistiendo que sus esfuerzos serían inútiles.
Finalmente, una de las ranas puso atención a lo que las demás decían y se rindió. Ella se desplomó y murió.
La otra rana continuó saltando tan fuerte como le era posible.
Una vez más, la multitud de ranas le gritaba y le hacían señas para que dejara de sufrir y que simplemente se dispusiera a morir, ya que no tenía caso seguir luchando.
Pero la rana saltó cada vez con más fuerzas hasta que finalmente logró salir del hoyo.
Cuando salió, las otras ranas le dijeron:"nos da gusto que hayas logrado salir, a pesar de lo que te gritábamos".
La rana les explicó que era sorda, y que pensó que las demás la estaban animando a esforzarse más y salir del hoyo.


Moraleja
1. La palabra tiene poder de vida y muerte. Una palabra de aliento a alguien que se siente desanimado puede ayudar a levantarlo y finalizar el día.
2. Una palabra destructiva dicha a alguien que se encuentre desanimado puede ser lo que lo acabe por destruir. Tengamos cuidado con lo que decimos.
3. Una persona especial es la que se da tiempo para animar a otros.
Una referencia relacionada:
En los Estados Unidos de Norteamérica, en la NASA, hay un poster muy lindo de una abeja, el cual dice así:
"Aerodinámicamente, el cuerpo de una abeja no esta hecho para volar; lo bueno es que la abeja no lo sabe"

Historia para meditar

Érase una vez un anciano que habia perdido a su esposa y vivía solo. Había trabajado duramente como sastre toda su vida. Pero los infortunios lo habían dejado en bancarrota, y ahora era tan viejo que ya no podía trabajar.
Las manos le temblaban tanto que no podía enhebrar una aguja, y la visión se le había enturbiado demasiado para hacer una costura recta. Tenía tres hijos varones, los tres habían crecido y se habían casado, estaban tan ocupados con su propia vida que solo tenían tiempo para cenar con su padre una vez por semana. El anciano estaba cada vez más débil, y los hijos lo visitaban cada vez menos.
-No quieren estar conmigo ahora -se decía- porque tienen miedo de que yo me convierta en una carga. Se pasó una noche en vela pensando que sería de él y al fin trazó un plan.
A la mañana siguiente fue a ver a su amigo el carpintero y le pidió que le fabricara un cofre grande. Luego fue a ver a su amigo el cerrajero y le pidio que le diera un cerrojo viejo. Por último fue a ver a su amigo el vidriero y le pidio todos los fragmentos de vidrio roto que tuviera.
El anciano se llevo el cofre a casa, lo lleno hasta el tope de vidrios rotos, le echó llave y lo puso bajo la mesa de la cocina. Cuando sus hijos fueron a cenar, lo tocaron con los pies.
-¿Qué hay en ese cofre? preguntaron, mirando bajo la mesa.
-Oh, nada -respondió el anciano-, sólo algunas cosillas que he ahorrado.
Sus hijos lo empujaron y vieron que era muy pesado. Lo patearon y oyeron un tintineo.
-Debe estar lleno con el oro que ahorro a lo largo de los años -susurraron.
Deliberaron y comprendieron que debían custodiar el tesoro. Decidieron turnarse para vivir con el viejo, y asi podrían cuidar tambien de él. La primera semana el hijo menor se mudó a la casa del padre, y lo cuidó y le cocinó. A la semana siguiente lo reemplazó el segundo hijo, y la semana siguiente acudió el mayor. Así siguieron por un tiempo. Al fin el anciano padre enfermó y falleció.
Los hijos le hicieron un bonito funeral, pues sabían que una fortuna los aguardaba bajo la mesa de la cocina, y podían costearse un gasto grande con el viejo. Cuando terminó la ceremonia, buscaron en toda la casa hasta encontrar la llave, y abrieron el cofre. Por cierto, lo encontraron lleno de vidrios rotos.
-¡Qué triquiñuela infame! -exclamo el hijo mayor-. Qué crueldad hacia sus hijos!
-¿Pero, que podía hacer? -preguntó tristemente el segundo hijo-. Seamos francos. De no haber sido por el cofre, lo habríamos descuidado hasta el final de sus días.
-Estoy avergonzado de mi mismo -sollozo el hijo menor-. Obligamos a nuestro padre a rebajarse al engaño, porque no observamos el mandamiento que él nos enseñó cuando eramos pequeños. Pero el hijo mayor volcó el cofre para asegurarse de que no hubiera ningún objeto valioso oculto entre los vidrios. Desparramó los vidrios en el suelo
hasta vaciar el cofre.
Los tres hermanos miraron silenciosamente dentro, donde leyeron una inscripción que el padre les había dejado en el fondo:
"Honrarás a tu padre y a tu madre"
D/A


PD: ESTA HISTORIA ME HIZO PENSAR EN MI MADRE Q YA NO ESTÁ CONMIGO...HOY VEO Q LOS HIJOS ESTÁN CADA DÍA MÁS INDIFERENTES...
EN REALIDAD, LAS PERSONAS EN GENERAL...INCLUYÉNDOME...
HOY LO PIENSO ANTES DE AYUDAR A ALGUIEN EN APUROS, PUEDE SER DESDE UN MALEANTE HASTA UNA CÁMARA INDISCRETA HACIENDO DE LAS SUYAS, Y EL MIEDO AL RÍDICULO CUESTA VENCERLO.
HACE UNOS DÍAS ME TOCARON EL TIMBRE EN LA NOCHE, UNA VOZ DE HOMBRE JOVEN ME PEDÍA AYUDA, TELÉFONO...NO CREÍ SU HISTORIA Y LO MANDÉ A CARABINEROS Q QUEDA A MEDIA CUADRA...

Mis Mujeres

En esta ocasión la profe nos pidió hacer un retrato de la abuela, q es una figura importante familiar.
De inmediato pensé, no tengo abuelaaaaa, no tuve ningunaaaa
Y me dió una pena, no tuve padre, no tuve abuelos ni abuelas, ni hermanos ni hermanas
Me sentí tan huérfana de todo
Pero luego me puse a escribir y resultó este anecdotario de las mujeres de mi familia...


Mis mujeres.

Mi historia familiar es un matriarcado que ha existido desde la bisabuela Custodia, la mujer más antigua que conozco de la familia.

Las mujeres de la familia materna han sido fuertes, dominantes, autosuficientes y autoritarias: unas brujas castradoras como se dice ahora.

No tengo experiencia vivencial de abuelas, murieron antes de mi nacimiento. Así que las conozco de oídas, por fotos y por historias. Historias que he ido engranando en el tiempo, contadas por las tías-abuelas, primas, empleadas, vecinas y amigas. Siempre han sido mujeres las narradoras, parece que a los hombres no les interesara de dónde vienen. ¿Será así?

Algunas de las historias las robé, escondida, escuchando casi sin respirar, para no delatar mi presencia, y perderme esos secretos familiares que se suponía no debía escuchar.

La bisabuela Custodia era profesora, lo que era muy prestigioso en esos años y bien pagado. Hizo sus primeras clases en la escuelita del fundo donde vivían. Me contaban que le pagaban con monedas de oro, para graficar la abundancia del salario. Y era Doña Custodia, lo que equivalía casi a un título honorífico.

Luego llegó el amor a su corazón, y siguió a su marido, el bisabuelo Eugenio, a Santiago. Junto con ella se vino su hermana, no sé si a ayudarla en las labores del hogar, o aprovechando esa oportunidad de escapar que le ofrecía la vida, a través de su hermana.

Se establecieron en un barrio residencial, cercano al centro de Santiago, a pocas cuadras de donde terminaba la ciudad. Me contaban que cuando llegaron había potreros a pocas cuadras, y establos, así que no extrañaban tanto el campo en que habían vivido buena parte de su vida.

Les tocó vivir la Guerra del Pacífico, entre los años 1879 y 1893, cuando se enfrentó Chile contra Perú y Bolivia. La llamada Guerra del Guano y Salitre. EL salitre, el guano y los minerales fueron las tres causas económicas más importantes que dieron lugar a esta guerra.

Así que el bisabuelo Eugenio a la guerra militar, para salvar y defender el país.

Y ella, Doña Custodia, a la guerra familiar y casera, del día a día, con 10 hijos y una hermana que mantener y proteger.

La hermana cuidaba la casa y atendía a los sobrinos; y la bisabuela pasó a ser el “hombre” de la casa, proveedora de alimentos, distribuidora de autoridad y de los castigos correspondientes. Con ella no había premios, porque hacer los deberes, y bien, era lo esperado.

Cuando llegaba del trabajo, era servida por su hermana e hijas mayores. Comía sola, ya que se suponía que debía descansar. Y luego venía la hora de la verdad, cuando se sabía el mal o buen comportamiento de cada uno de los hijos.

Todos sus hijos le temían, y cuando ella se iba a trabajar era un alivio y recreo para todos. Incluyendo a la tía Carmen Rosa (de quién heredé el nombre).

En cambio, cuando salía la tía, debía hacerlo a escondidas, ya que todos lloraban y querían ir con ella. Nadie quería perderse esas salidas, así que hacían méritos para acompañarla. Y ella lo instauró como premio al mejor comportado. Significaba que había que estudiar, colaborar en los trabajos caseros, las compras y tener un buen trato entre los hermanos. Así lograba la armonía familiar. Cuando alguno de los sobrinos se portaba mal, lo mandaban al patio a hacer hoyos, chicos, grandes, gigantes, según fuera el enojo. ¡¡Parecían conejos!! Nunca supe si ocuparían los dichosos hoyos para algo más que hacerlos.

Esto duró varios años, y cuando terminó la guerra, el bisabuelo volvió a su casa, pero el puesto de mando ya no volvió a salir de manos de Doña Custodia, hasta que ella misma lo entregó, cuando falleció.

Primero falleció el bisabuelo, duró poco una vez acabada la guerra, y sin cargo oficial ni en la casa. Parece que se murió de pena al ver que no era necesaria su presencia, ni en casa ni en el mundo militar. Cuando ya todos conocían sus historias de guerra y no querían escucharlas por enésima vez. Me gustaría saber qué pasó con sus medallas y espada.

Hasta hoy está presente el bisabuelo Eugenio, en algo más que recuerdos. La última hija viva, de 96 años, recibe mes a mes, la pensión ganada por la lucha del bisabuelo en la Guerra del Pacífico.

La abuela materna fue un fantasma, hasta su nombre se ha borrado en el tiempo. Conocí parte de la historia, cuando ya llevaba varios años fallecida mi madre. Era uno de esos secretos familiares, bien oculto y del que no se hablaba nunca. Ella era una de las empleadas de la casa, y tuvo amores con uno de los 10 hijos-sobrinos.

Concibió, parió y entregó a su hija(mi madre) a la tía, que hizo las veces de madre, obligando a su sobrino Carlos, a hacerse responsable de esa hija inesperada, fruto de pasiones escondidas, desiguales y ardientes. Ella partió y dejó su hija como prenda...o como ofrenda?...Nunca más se supo de ella.

Me admira la fortaleza de esa tía-madre para hacer lo que creía correcto. No es fácil portarse bien.

La tía-bisabuela siguió el ejemplo de su hermana, aprendió bien el papel; así que de una dictadora a otra. No hubo mayor diferencia para mi madre.

No se aceptaba la flojera, ni el amor, ni las risas, menos el ocio puro y sencillo de no hacer nada. El descanso era pecado mortal...y métale misas y penitencias.

Mi madre me contaba que antiguamente en Semana Santa, era toda la semana feriado; pero era feriado santo, así que había que caminar despacio, no se escuchaba radio, ni se hacían comidas sabrosas. Era de puro sufrimiento.

Doña Carmen Rosa crió a mi madre como a un hombre, tal vez pensó que así su vida sería mejor, el mundo era de los hombres en esa época…y aún…

Así, mi madre pudo estudiar, gran privilegio en esos años. No era lo común que las mujeres estudiaran. Ellas debían estar en casa siempre, salir sólo a misa, o a otra casa familiar, conocida y segura.

Mi madre tuvo una educación que le abrió puertas y le abrió la mente. Conoció otros mundos.

Pero igual llevaba el germen del matriarcado. Se casó, cuando murió la tía-madre, y duró poco. No tuvo suerte, razón tenía la oposición de la tía. “Te lo dije”, se habría escuchado si hubiera estado viva. Su marido, mi padre, alcohólico y golpeador. Estoy convencida que gracias a la crianza que tuvo, pudo dejarlo y ser una mujer “separada”, cosa terrible y muy mal vista en esos años. Y pudo hacerlo, a pesar de lo enamorada que estaba, pero se dio cuenta que era una relación insana, dañina y tóxica. Que la lastimaba a ella y que arrastraba a su ahijada, que era como su primera hija, y a mí, su única hija, y su tesoro como decía ella. En realidad decía “mi banco”.

Todo esto ha pasado en la casa familiar, dónde aún vivo, y siento que soy la continuación de esas mujeres fuertes, valientes y luchadoras, que han debido tomar las riendas de su vida y de su familia, por una u otra circunstancia.

Y más de alguna vez he pensado que mi madre tenía razón, que la casa no quiere hombres habitándola. Y se encarga de alejar las presencias masculinas. Hay una profusa historia de tías viudas, de mujeres separadas y de hijos que se van a hacer sus vidas lejos de ella.

Definición del amor

Es hielo abrasador, es fuego helado,
es herida que duele y no se siente,
es un soñado bien, un mal presente,
es un breve descanso muy cansado.
Es un descuido que nos da cuidado,
un cobarde con nombre de valiente,
un andar solitario entre la gente,
un amar solamente ser amado.
Es una libertad encarcelada,
que dura hasta el postrero paroxismo;
enfermedad que crece si es curada.
Éste es el niño Amor, éste es su abismo.
¡Mirad cuál amistad tendrá con nada
el que en todo es contrario de sí mismo!

Francisco de Quevedo

jueves, 7 de julio de 2011

Corazón maldito. Mi primer amor.

Amigos, les comparto otra parte de mi taller de literatura
el tema q nos dió la profe eran los amores desafortunados, un mal amor, en q una hubiera sufrido, llorado, odiado y pataleado
y nos leyó esta corta poesía, no se de quién es

Te odio y te amo
dirás cómo es posible
no sé...
pero te odio y te amo


Les cuento que este fue mi primer gran amor, pienso que ha sido el único, no lo he podido olvidar
aún tengo sentimientos y buenos recuerdos para él
a pesar que me rompió el corazón, en esos años
hoy, pienso que realmente me quería, me amaba
pero no se dieron las circunstancias y mi inexperiencia hizo el resto
no pude perdonarlo en ese momento, no quise escucharlo
pero lo mas probable es que como no funcionó,
lo tenga idealizado porque acabó abruptamente



Corazón maldito


Yo era la dentista, y él, mi paciente

Entre citas y con secretarias entremedio, esperando que le hiciera efecto la anestesia, calmando su ansiedad por el tratamiento, nerviosa porque me gustaba, y mucho, haciendo más lenta la atención por tanta conversación.

Empezó como una relación profesional, que pasó a amistosa; con el pasar de los días, las miradas, esperas y conversaciones, al terminar la profesional, continuaron las salidas, ya pasando a otro nivel

Él me hizo un trabajo de joyería, muy finamente, con mucho cuidado y a mano, con paciencia infinita
.
Yo estaba muy prejuiciada en contra del género masculino, y tenía mucho miedo al amor. La típica historia de hija de mujer separada, resentida y amargada, que traspasa toda esa hiel a la hija única, yo.

Educada entre puras mujeres, tías y compañeras de liceo,solamente de niñas,por supuesto. Cero presencia masculina…olvidaba al profe de Religión, un curita viejo y gruñón. Gran aporte.

Recién recibida, jovencita, 22 años, con cambios trascendentes; de contar monedas, al dinero abundante, salidas importantes y extravagantes, sintiendo el mundo a mis pies, cambiando mi vida en un 1000%, y para postre, este amor que venía a desmentir todo lo malo y feo inculcado por mi madre.

Era una relación maravillosa, mi primer amor, perfecta en todo, descubriendo el amor, la amistad, el sexo, el compañerismo, descubriendo y amando al hombre.

Recuerdo una caminata otoñal solitaria, en el Parque Forestal, creo; sendero infinito, día nublado, cayendo las hojas, volando a nuestros pies, empieza a caer una lluvia fina, y seguíamos embobados caminando, conversando y compartiendo ese momento mágico, en que parecíamos los únicos habitantes del mundo, un mundo nuestro y especial.

Era joven y caballero, muy risueño y galante, amoroso, que recordaba con mimos y regalitos esos pequeños aniversarios: primer mes, primera salida, primer beso, mi santo, etc. etc. y sin motivo muchas veces.

Y convertía mi vida en risa y alegría, con su amor y su humor.

Lo único que yo esperaba era el término de la jornada de trabajo, para vivir esta magia que embellecía mi mundo. Trabajaba con esa cosa rica en la guata, esperando la hora de nuestras citas, ansiando su presencia, sus palabras y sus caricias.

No había cansancio, no existían los problemas ni sinsabores, no había espacio para nada más que él y yo. Todos los días y fines de semana lo mismo, una rutina amorosa maravillosa

Con él aprendí a conocer la pasión, la pasión sexual, a sentirla y a perderle el miedo

En un par de citas hubo preámbulos amorosos más serios, pero quedó en eso…preámbulo…

Yo, me puse a llorar y él, amoroso a morir, me consolaba tiernamente y calmaba mis miedos a esa primera vez, a ese temido, desconocido y sobrevalorado sexo carnal.

Hasta la noche fatal...
¿Por qué la noche es tan mala??

Llego a casa y mi madre me dice: siéntate, y tenía una cara de circunstancias y un tono que no presagiaba nada bueno

Qué pasa? Peleas con las tías-abuelas?? …Lo digo con impaciencia y cierta prepotencia… de nuevo las mismas leseras pienso

Y me responde: llamó la señora de este joven

Qué joven?...no entendía

Él que sale contigo pues (llevaba como un año de pololeo y para ella, era aún el que salía conmigo…jajaja)

Ahí recién caí, literalmente

Sentí un mareo, y un vacío, un pozo negro que se abría y me tragaba, y no quería salir de allí, días y días, llorar y llorar…no quería nada, ni cumplir con mi trabajo ni con nadie

Día, noche, día, noche…no sécuantas…perdida, no quería verlo ni oírlo, ni saber nada de él.

Ni comía, estaba en una angustia tal, que mi propia madre, que me quería sola y para semilla; se asustó, y me aconsejó que saliera con otros hombres, “un clavo saca otro clavo” me dijo, como la gran solución.

Hasta que acepté un llamado y nos juntamos

Se veía tenso y amargado, como yo; recibí explicaciones, y escuché las típicas excusas y frases repetidas, con una mezcla de pena-rabia…

Yo estaba emperrada y no le creí nada, no quería nada, ni juramentos, ni testigos, ni las promesas de su madre.

En ese momento sentía una gran pena y una gran desilusión, porque de nuevo mi madre tenía razón en lo que decía: los hombres eran malos y mentían, no valía la pena sufrir por ellos.

Lo que me dolía y aterraba más, era comprobar que tenía razón…una vez más



PD: sí era casado, pero estaba separado de hecho varios años;
se había casado muy joven
no tuvo hijos y duraron poco
en esos años no existía divorcio
y para anular el matrimonio tenían que estar de acuerdo ambos, para mentir,
y la señora nunca quiso darle la firma

Cuando le pregunté por que no me lo había dicho
me respondió que tenía miedo a mi reacción...con razón
quería que fuéramos con su madre, la ponía de testigo que hace años que estaba "soltero"
pero yo no quise nada, su mamá podía decir lo que él quisiera
también era hijo único, como yo

Confieso que hace un tiempo atrás tuve la idea romántica
de buscarlo y vernos
lo busqué en facebook, creo
pongo su nombre y me sale: hay una coincidencia
mi corazón latía a mil!!!
nerviosa, me dolía la guata, no daba una, hasta que ubiqué la coincidencia
pero era un hombre mas joven...buaaaaa

No sé si será ley de vida o por ser mas viejas
pero muuchas veces las madres tienen la razón
pero otras muchas no, eso lo he aprendido ahora, que soy yo la madre
jajajjajaa

Desde la distancia en el tiempo pienso que él realmente me amaba,
pero mi inexperiencia e inocencia, nos jugó en contra
tenía 22 añitos y era muuuy ingenua, relesa, diría yo

Salíamos todos los días, de lunes a domingo
había toque de queda en esos años
y estábamos juntos hasta el filo del toque
dicen q los casados salen en horas de oficina
jamás fines de semana completos
y también que son muy manilargos y que rapidamente quieren "concretar"

Bueno, no fue así, me respetó y me trató con mucha ternura y amor
pololeamos 1 año y medio mas o menos
y no hubo sexo, no perdí mi virginidad...jajaajja
por suerte, porq creo q hubiera sido mucho peor el golpe
hubiera quedado mas devastada emocionalmente
la primera vez es un hito importante para la mujer

Después, lo borré de mi vida, de un paraguazo
pero él insistió por mucho tiempo
me llamaba, rogaba,
hasta que me convenció de vernos
pero yo iba de mala, quería puro matarlo
y hacía que me llevara a partes bien caras, para hacerlo gastar harto
que loca!!!...esa era mi venganza...que gastara plata...jajjajaa
y nunca creí sus explicaciones...que pena...

Estuvo muchos años llamándome y preguntando cómo estaba
que hacía, etc etc
incluso ya casada, me llamaba y supo de mis hijos
llamaba y me preguntaba por ellos, por sus nombres y sus travesuras
y pensar que podrían ser nuestros, me decía con voz nostálgica
por mucho tiempo hubo una relación, ya amistosa, telefónica

Y justo cuando me separé, ya no ha vuelto a llamar
no sabe que estoy separada y sola!!!!
a veces fantaseo con encontrarlo y reunirnos
vivir lo que no vivimos en esos años
lo que quedó trunco

Pero no se me ocurre cómo
tal vez sea mejor...
que quede la ilusión de lo q pudo haber sido

Ojalá que pueda abrir mi corazón, sacarme esa coraza que tengo puesta

¿Han leído El caballero de la armadura oxidada???
En la primera lectura, lo encontré ingenuo, casi tonto,
en la segunda (haciendo un diplomado, la profe mezcló lo odontológico con crecimiento interior, y nos hizo leerlo y comentarlo)
me sentí identificada en muchas cosas
Y estuve un tiempo trabajando...pero luego lo dejé...

CarmenRosa